Mujeres que pasaron de sembrar cultivos ilícitos a sembrar cacao
AGROCOS es una Asociación conformada por 30 mujeres, en su mayoría víctimas del conflicto armado, del municipio de Vista Hermosa, Meta, quienes en 2008 decidieron unirse para sembrar los primeros árboles de cacao y dedicarse a la producción de este.
Su modelo de negocio incluye la transformación y comercialización de cacao y plátano cultivados en un sistema agroforestal, con insumos orgánicos, dando un manejo ambiental y socialmente sostenible.
Esta Asociación ha realizado un trabajo importante para aumentar la participación de las mujeres en las diferentes etapas de la cadena productiva del cacao, empoderándolas como miembros de la organización.
También, han llevado a cabo actividades enfocadas a la consolidación de Territorios Sostenibles,gracias a que sus asociados forman parte de los agricultores que se acogieron a la erradicación de cultivos ilícitos, estando convencidos de producir bajo la legalidad e implementar acciones que frenen la deforestación.
La Asociación cuenta con una microempresa de transformación de cacao, con la cual han logrado alianzas Comerciales, posicionando sus productos a nivel nacional y visibilizando las historias de resiliencia que han vivido varias de sus integrantes a causa de la guerra.
En el compromiso que realizan por mejorar los ingresos sus asociados, AGROCOS trabaja en dos áreas: la primera es poder tener un lugar propio en el que puedan realizar la transformación de sus productos. La segunda, es poder implementar herramientas digitales para la trazabilidad, seguimiento de sus productos, gestión, planificación y capacitación de las actividades que se desarrollan en la organización.
Cafés especiales para mejorar la calidad de vida de las familias cafeteras
En los últimos años, la producción de café en el departamento del Meta ha aumentado, gracias al reconocimiento que ha tenido como productor de café tipo estándar. Sin embargo, muchos de los territorios que tienen las condiciones climáticas ideales para cultivos, se encuentran en áreas protegidas, con vías de acceso limitadas y altamente golpeados por el conflicto armado.
A pesar de estas circunstancias, hace varios años en el municipio de Mesetas, Meta, se creó la organización Cafemasu, con el propósito de mejorar la calidad de vida de los productores cafeteros.
“Desde que iniciamos, nuestro sueño era tener un centro de acopio de Café para comprarle a nuestros productores a un precio justo y valorando la calidad de su producto, ahora es una realidad”. Asegura Carlos Manrique fundador de la Asociación Cafemasu.
Para que estas Asociaciones puedan sostenerse en el tiempo, es de suma importancia, incrementar la producción de café especial, promoviendo la conservación de los recursos naturales. Generar alianzas comerciales otras asociaciones de productores, así como utilizar las herramientas digitales que les permitan proyectarse a nuevos mercados.
Es por eso que desde la creación de Cafemasu, se han gestionado recursos con diferentes instituciones para fomentar la formación de la organización, además de apoyar el proceso de comercialización desde las fincas, donde se asesora el tema de trazabilidad con la aplicación del sistema de control interno, a través de la información generada y los registros en campo.
“El momento más satisfactorio de mi trabajo, fue ver la cara de alegría de un productor al recibir más de un millón por su carga de café especial. En nuestra asamblea de socios, él se levantó y agradeció en público todos los consejos que recibió de mí, en ese momento se me aguaron los ojos” Cometa Epifanio- director UAT Cafemasu.
Gracias a este apoyo, y a los procesos de autogestión ha realizado la Asociación, se ha logrado la promoción del conocimiento y mejoramiento de la calidad de vida de las familias cafeteras, aportando en la construcción de la paz en el territorio y promoviendo la generación de ingresos justos a las familias.
Productores de cacao que toman en cuenta la sostenibilidad
La producción y exportación de cacao en Colombia ha aumentado considerablemente en los últimos años, según la Federación Nacional de Cacaoteros -Fedecacao- en 2018 se exportaron 7 mil toneladas de cacao en grano y cerca de 13 mil toneladas en productos elaborados a base cacao.
El departamento de Caquetá tiene más de 4 mil hectáreas de cacao, ubicadas su mayoría en los municipios de El Doncello, Florencia, Belén de los Andaquíes, Puerto Rico, El Paujil y San José del Fragua, teniendo así Asociaciones de Productores de cacao que trabajan en pro de mejorar la calidad de vida de sus asociados, ofreciendo un producto de alta calidad.
Pedro Jiménez, es uno de los 35 socios de la Asociación de cacaoteros de Belén de los Andaquíes, Asproabelen, y la cual desde 2012, gracias a un acuerdo firmado con Hannover, Alemania, implementan un cultivo de plantas nativas en sistemas agroforestales de cacao, para evitar la deforestación y mejorar las condiciones de vida de las familias asociadas
Pedro siempre se ha preocupado por conservar los ríos que están alrededor de su finca. En el 2010 recibió asesoría de una fundación internacional y elaboró junto con su familia, un plan finca, el cual tiene expuesto en la sala de su casa y le recuerda día tras día su compromiso con la sostenibilidad ambiental y económica.
También, está certificado en producción orgánica y comercio justo, lo que le ha permitido obtener un mejor pago por su cacao. Ha instalado corredores de conectividad, es decir, franjas de vegetación que permite el movimiento de plantas y o animales de una región a otra, ha sembrado árboles frutales, maderables y cría gallinas. Todo esto con ayuda de su esposa que es quien administra la finca cuando Pedro sale a desempeñar otros trabajos en la vereda.
Producción de caucho en el Caquetá
En el municipio del Doncello, en Caquetá, vive el Señor Enrique, un campesino que día a día labra la tierra para producir en su finca: cacao, caucho y los derivados de la ganadería. Su lote de caucho, de 5 hectáreas, se lo dejó a su hijo Rubiel y a su nuera, la señora Edilvenis Días para que lo explotara.
Es así como ella diariamente, luego de despachar a sus dos hijos para el colegio, se dedica al rayado de los árboles de caucho. En las tardes, Edilvenis y sus hijos, dedican un tiempo para la recolección del coágulo.
Esta finca hace parte del Comité de Caucheros de Doncello, un fondo de servicios el cual surgió a partir de la ejecución de una alianza productiva con el ministerio de Agricultura, para mejoramiento de la cantidad y calidad de caucho para pequeños productores. Se generó toda una estrategia de trabajo, un reglamento, se ampliaron los beneficiarios y se definieron líneas de crédito para los asociados.
Gracias al fondo de servicios se ha logrado una generación y un reconocimiento de las capacidades locales, se ha transformado el territorio, ahora el uso del suelo está enfocado en modelos agroforestales y renovación de plantaciones antiguas, teniendo en cuenta el contexto amazónico.
Mensualmente la ruta de recolección de la Asociación de Reforestadores y Cultivadores de Caucho del Caquetá -ASOHECA- recogen el coágulo de varias fincas del municipio, entre ellos el que ha recogido Edilvenis junto con sus hijos, para llevarlo a la planta de procesamiento.
Con los recursos obtenidos por su trabajo en la cauchera, la señora Edilvenis aporta al sostenimiento del hogar y puede ser independiente económicamente, mientras su esposo se dedica a otras labores productivas.
Construcción de territorios sostenibles en familia
Ever Castro Imbachi, es un campesino caqueteño de 54 años quién pasó del establecimiento y manejo de cultivos de uso ilícito a la implementación de una finca agroforestal sostenible en la vereda Agua Dulce de Belén de los Andaquíes, con cultivos diversos, en su mayoría cacao y frutales amazónicos. Su familia está conformada por Martha Cano, su esposa y sus tres Hijos: Esnever, Andrés y Marcela, quienes en equipo aportan al desarrollo ambiental y agrícola del territorio.
En 1992, el cultivo de la hoja de coca estaba en auge en el departamento, era la principal actividad económica de la región, don Ever y su familia vivían de 5 Has de este cultivo en el municipio de Albania. Debido a la violencia e inseguridad en la zona y con el propósito de darle un buen ejemplo a sus hijos, Ever y Martha decidieron apostarle a los cultivos de uso lícito y dejar atrás el cultivo de hoja de coca.
Fue así como en 1997, se desplazan a la vereda Agua Dulce, en Belén de los Andaquíes y compran la “finca la Amazonia”. A su llegada, introdujo la ganadería extensiva y empezó a talar y quemar bosques aportando a la deforestación de la zona; pero fue luego de varias capacitaciones y giras de intercambio realizadas por entidades del territorio y por su voluntad, donde Ever y su familia empezaron a cambiar la ganadería por la implementación de sistemas agroforestales.
Por iniciativa propia, la familia Castro Cano empezó a sembrar árboles maderables, asociados con cultivos frutales de la amazonia como: Arazá, Copoazú, Maraco, Cocona, entre otros. Todos estos asociados con caucho y Cacao, regulados con la apicultura y trabajados de manera orgánica; este trabajo familiar empezó a dar buenos resultados, la economía familiar mejoró, lo que fue enamorando a Ever y su familia de esta forma de vivir.
Su parcela es una finca demostrativa en el departamento donde instituciones como la Umata, Corpoica, ACT Colombia, Instituto SINCHI, entre otros, han aportado a su fortalecimiento. La finca la Amazonía es un aula viva donde estudiantes, productores de la región y de otros lugares del país y del mundo llegan a aprender y a compartir saberes, encaminados siempre a que la producción limpia de sistemas agroforestales con cacao son una alternativa económica lícita y rentable.
En la actualidad sus hijos se han formado como profesionales y llegan de nuevo al territorio a aportar sus conocimientos. Esta familia está incursionando en la producción de alta calidad especialmente en los cultivos de Cacao y de Frutales Amazónicos, combinando las técnicas recomendadas con las enseñanzas empíricas adquiridas en estos más de 20 años de experiencia.